El oso negro americano tiene pinta de simpático. Estira el brillante hocico y te mira con mucha amabilidad. Dan muchas ganas de cogerlo en brazos al ver su espeso pelaje y sus preciosas orejitas. ¡Pero cuidado! No hay que subestimar a este habitante del bosque. ¡Se pone de muy mal humor cuando está hambriento! Dale un poco de miel y se calmará en seguida.